Moteros, aficionados a los coches y a los viajes. Amantes del placer de tragar kilómetros por rutas distintas y especiales, de descubrir viejos caminos, os presentamos, la RUTA 502
UNA RUTA CARPETOVETÓNICA
Hay carreteras que son un emblema, un icono en el cine, la literatura… Y por supuesto entre moteros los amantes de los coches especiales o simplemente de las personas que buscan recorridos de gran fuerza y personalidad para disfrutar de hacer millas y kilómetros de belleza y soledad. Y es que la Nacional 502, la ruta carpetovetónica, es una vía protagonista en sí misma. No es que las poblaciones por las pasa la carretera no sean relevantes, al contrario, pero ocurre que en este caso la experiencia se extiende al hecho de conducir esa ruta.

Podemos decir que la N-502 transcurre desde las antiguas tierras de los Túrdulos hasta alcanzar al norte suelo Vacceo. Atravesamos en ese recorrido aquellos parajes que como linde o frontera compartían los Vetones con los Carpetanos. O sea, por la esencia de lo ibérico o carpetovetónico desde la Edad de Hierro. Para decirlo en español de Google, desde el norte de la provincia de Córdoba hasta la ciudad de Ávila atravesando La Mancha en un frecuente jugueteo con las lindes extremeñas.
Para nuestro viaje vamos a fijar la salida en la ciudad minera de Almadén (Ciudad Real), que alberga las mayores reservas del mundo de cinabrio (mercurio). Han estado en explotación desde antes de Estrabón hasta el 2011. Cuenta con un Parque Minero que se puede visitar. De especial interés es la plaza de toros de forma hexagonal. Se construyó a mediados del XVIII para sufragar la edificación y mantenimiento de un hospital minero con los fondos obtenidos de los festejos taurinos. Hasta la reciente pandemia fue un divertido hotel en el que podías desayunar o tomar algo en el albero. Esperemos que vuelva pronto a estar operativo para animar la ruta.

Desde ahí pondremos rumbo norte por la N-502 en un viaje que vamos a dividir en dos escenarios diferenciados. De Almadén hasta Talavera y de ahí hasta Ávila. Dos experiencias de conducción distintas.
LA PRIMERA ETAPA DE LA RUTA 502
Serpentea por los escenarios menos poblados de España. Doscientos kilómetros y apenas nueve pueblos mal contados. Campo y campo a ambos lados de la ruta en un bello paisaje de encinas y chaparros, salpicado de olivos e islas de pinos, en una Mancha muy distinta a aquella famosa de viñedo, molino y cereal. Esta es la Mancha minera con antiguos yacimientos a lo largo de la ruta; cobre, oro, mercurio, lignito. Riqueza por cuya defensa, carpetanos y vetones unidos derrotaron en dos ocasiones a las temibles legiones romanas. Hoy podemos decir que aquellos primeros manchegos se adelantaron bastante a nuestro querido y carpetovetónico Antonio Molina cantando aquello de Soy minero… ¡que nostálgico un cassettito del Molina!

Avanzamos en solitario sin cruzarnos apenas con coches o motos mientras los nombres reflejan algo de su historia; como Camino de los Contrabandistas, del Puerto de los Carboneros o la Siberia Extremeña que así es como se conoce desde el XIX al partido judicial de Herrera del Duque, no por el frío sino por lo ignoto y despoblado; por cierto, es reserva de la biosfera.

Hemos llegado a Herrera del Duque en un pequeño y cautivador guiño que ha hecho la N-502 entrando en tierras pacenses para visitar la villa, que es blanca y hermosa. Asentamiento prerromano cuenta con todo lo que quien lleva con humildad un gran pasado ha de tener. Restos prehistóricos, castillo, varias iglesias notables, convento, ermita y una graciosa plaza cuadrangular en la que convergen callejas muy gratas de pasear.

Abandonamos esta singular y aislada belleza para regresar a La Mancha y alcanzar el Tajo a la altura de Talavera. Sin que se note gran cosa el incremento demográfico en esa zona hasta acercarnos un poco al final de la etapa. Seguimos pilotando entre colinas, embalses, ríos y minas: Mina de Pozanco, de los Pozuelos, de la Sauceda, minas de oro de Ricomanalillo, de Santa Quiteria, Antonio o del Paraíso; es decir, bello campo y poca población.
LA SEGUNDA ETAPA
De la Ruta 502 Carpetovetónica es verde y montañosa. Atravesamos Gredos por una parte de la comarca del Valle del Tietar y subimos el Puerto del Pico (Alt. 1352m) hasta la cuna de Santa Teresa y San Juan de la Cruz; Ávila.

El ascenso y cambio del paisaje comienzan súbito desde la planicie manchega a la espina dorsal carpetovetónica. En el primer tercio de la subida contemplamos el espectáculo que supone la villa de Mombeltrán y su castillo. Perteneciente al señorío de los Duques de Alburquerque toma su nombre del primero de ellos, Don Beltrán de la Cueva; favorito de Enrique IV de Trastamara y más que presunto padre de Juana la Beltraneja.

Hasta pasar El Pico vamos a disfrutar del lujo conducir curva tras curva. Contemplaremos tras la visera del casco o más allá del parabrisas los tramos de la calzada romana que asciende en paralelo a nuestra ruta de la N-502. Una muestra de los grandes conocimientos de ingeniería que los romanos aportaron a las poblaciones Ibéricas.

Coronado el puerto de El Pico tenemos un descenso suave, muy sugerente para el acelerador, ya en tierras de Vacceos hasta la monumental Ávila de los Caballeros.
Volante lovers, moteros y amigos que se desplazan de norte a sur o de sur a norte y quieren la experiencia de salir de las autovías. Tenemos cerca los puentes de otoño y más adelante los de primavera. En otoño los colores son especiales y se realzan con el olor a leña de las primeras chimeneas. Más tarde, en primavera los campos floridos de La Mancha minera son generosos en espárragos trigueros para el disfrute de fin de etapa. En cualquier caso no olvidéis la experiencia de la más carpetovetónica de las rutas.
