El escritor Alberto Vázquez-Figueroa relata en su novela «El sueño de Texas» el viaje de las familias que salieron de Lanzarote en 1730 y fundaron la ciudad de San Antonio en Texas.
"El SUEÑO DE TEXAS" UNA ROAD MOVIE, POR VAZQUEZ-FIGUEROA
Nacido en Santa Cruz de Tenerife en 1936, Alberto Vázquez-Figueroa, es un hombre aventurero y vital. Persona afable de risa franca y frecuente, con la que salpica de buen humor y alegría la conversación; lo mismo cita divertido a Tico Medina que saca a colación a John Steinbeck. Además de autor de muchos libros, sorpresa, es inventor de una desaladora de agua por presión.
Alberto, no es fácil elegir entre las aventuras de un libro tuyo y tu propia vida aventurera…


Sí, pero ocurre que mi vida ya me la conozco. Ya no me divierte hablar mucho de mi vida. A mí lo que me gusta es escribir cosas. Ahora estoy escribiendo una novela sobre lo que está ocurriendo con el volcán de La Palma; que es una isla que me encanta. Quiero reflejar lo que son capaces de hacer los palmeros, que siglo tras siglo ven destrucción en su isla y ellos vuelven a recomponerla. No emigran, se quedan.

Tu libro, “El Sueño de Texas”, comienza describiendo un panorama desolador; una sequía de siete años a la que hay que sumar la erupción del volcán que en 1730 asoló Lanzarote. Algo apocalíptico.
Fue así. Aunque como dijo un director de cine: comienza una película con un terremoto y procura que no decaiga el interés. A ver, la situación fue tan grave, por los gases, la sequía y por todo, que hubo que evacuar Lanzarote. El 90% de la población abandonó la isla y no regresó nunca. A otros les dieron la oportunidad de irse a colonizar Texas, porque en ese momento España era dueña de medio Estados Unidos; y por otro lado estaban llegando los franceses por la Luisiana y se estaban apoderando del terreno. Lo que necesitaba la Corona era enviar colonos, familias con hijos para quedarse allí, crear misiones… Desde Lanzarote salieron quince familias que pasaron infinitas calamidades en su viaje y que al final fundaron San Antonio en Texas. Durante mucho tiempo los alcaldes de la ciudad fueron de origen español.
¿Es una novela histórica o es una de aventuras con base histórica?
Es una novela con una base histórica, creo yo. Se procura que los personajes sean históricos, al menos los principales. Luego hay detalles que no puedes saber cómo ocurrieron, tienes que imaginar. Lo que se ha de intentar es que el entorno sea real, que lo que se denomina laguna histórica, sea real. También ocurre que el autor de una novela histórica, se encuentra con un personaje que comienza a coger fuerza; como es el caso de María Curbelo. Que de ser secundaria, acaba de protagonista.


Sí y que se convierte en una mujer empresaria.
Fue empresaria y gran empresaria. Durante una época convirtió Canarias en una de las zonas más ricas de España, al conseguir hacer el tinte del carmín. Es el personaje que realiza el viaje de ida y el de vuelta, con aquel Capitán Revilla…je, je, je que me recuerda a un amigo mío.
He visto que para narrar esta novela, para darle su toque de humor, su personalidad, utilizas expresiones de un lenguaje muy actual. ¿Eso la convierte en una especia de road movie del XVIII? ¿Una road movie americana del XVIII?
Bueno sí. Mas road movie que esta no hay ninguna. (Risas). El sentido del humor es básico. Si en una historia como esta, llena de calamidades, no le metes trazas de humor, estás destrozado. Al ser humano en el momento más dramático, le salen esos retazos de humor que nos hacen ser humanos y no animales. Tenemos esos momentos de mucho dolor y que te viene una chorrada a la cabeza, es algo exclusivo del ser humano. Y respecto al lenguaje, no lo voy a escribir en el castellano de la época. No se entendería. No puedes hacer hoy una cosa en castellano antiguo.


Lo más cercano sería en el castellano de Muñoz Seca.
Alberto rompe en carcajadas y recita divertido de memoria:
Es que tu inocencia ignora
que, a más de una hora, señora,
las siete y media es un juego.
…Y un juego vil ,
que no hay que jugarlo a ciegas,
pues juegas cien veces, mil,
y de las mil, ves febril
Que o te pasas o no llegas.
Y el no llegar da dolor,
pues indica que mal tasas
y eres del otro deudor.
Mas ¡ay de ti si te pasas!
¡Si te pasas es peor!
(De La Venganza de Don Mendo)
En tu libro veo elementos que constituyen tu propia vida; el desierto, el mar, los viajes, las confortaciones bélicas. Son escenarios en los que te has desenvuelto con total agilidad.
Lo que pasa es que procuro contar cosas de las que yo pueda hablar con conocimiento de causa. Es lógico, es lo que conozco. No se me ocurriría nunca escribir una novela sobre Noruega o el polo; sitios de los que lo único que sé, es que hace un frío del carajo y que tendría sabañones. Procuro escribir de lo que sé. He vivido en el desierto, en África, en Sudamérica, en el mar. Tengo menos posibilidades de equivocarme hablando de lo que conozco.

Cuando proyectas una novela tienes la historia cerrada o te enfrentas cada día al folio en blanco.
No sé ni lo que va a pasar en la siguiente línea, ni en la siguiente página. Y si lo supiera no lo escribiría. No me atraería. Si escribes una novela y la tienes perfectamente planificada antes de escribir, un buen lector ya sabe desde el principio a donde va a ir a parar esa novela. Son los personajes los que te van guiando. Te sorprenden, como te sorprende la vida. Un día te subes a un autobús y te encuentras a una señora que no imaginabas que existía en la tierra, y en diez minutos te cambia la vida. Risas.
Tengo aquí varios aspectos de tu interesante y dilatada vida de aventuras. Una es la época de corresponsal de guerra, otra la etapa de colaboración con Jacques Cousteau, la vuelta al mundo a vela y también los libros y las novelas. ¿Cuál de esas actividades o aspectos de tu vida te divierte más?


Se ríe sonoramente.
A mí la época de mi vida que más me divierte es la época del cine, de Cannes, de los festivales. Era muy amigo de los Bertolucci y conocía a todos los directores, a Omar Sharif uno de los hombres más culto del mundo etc. Y he conocido y tratado a señoras y señoritas del mundo del cine sumamente bellas y extraordinarias… Es la faceta masculina.


O sea, que el glamour vence a la aventura
Risas.
Un placer siempre leer a este gran aventurero y gran contador de aventuras.
Siempre lo he dicho. Los personajes te llevan donde ellos quieren sin poderlo evitar y sin saberlo cuando empieza la primera línea.
Un gran maestro sin duda