La versión más popular fue la de Andy Williams, quien tomó la adaptación y letra de Johny Mercer, y que yo conozco desde niño ya que era pieza obligada en el pick up en fiestas y saraos en la casa de mis padres en Bilbao. En 1980 estando invitado a la representación de la obra de fin de carrera de los alumnos de la Royal Academy of Dramatic Arts en Londres, ellos pusieron en escena un variado repertorio de Bertolt Brecht y me dio un doble vuelco el corazón por escuchar allí esa canción tan familiar, la BILBAO SONG y porque descubrí que no era de Andy Williams.
Los americanos urbanizaron la letra, y poco tiene que ver con la original, en la que incluso se habla del bar de un tal Tony en la playa. Nada que ver.
Una vez más, Bilbao que es mi pueblo, da juego y muy variado para múltiples conjeturas «pues», en este caso con una melodía que, pienso, a casi nadie deja indiferente.
Y, si yo también creía que la canción era de Andy Villiams, del que había en casa un EP de cuatro canciones, Monoaural por supuesto, que llegó estudiando yo el Bachiller en los 60, adquirido, como no, en Vellido, en la Plaza Elíptica de Bilbao, hoy desaparecida.
Y me asombró que dicho intérprete la hiciera famosa.
Desconocida por los bilbainos más jóvenes, tiene muchas versiones; de Ana Belen,de Blondie y de Oskorri en euskera entre muchas.
Lo mejor es que no se sabe a santo de qué aparece el nombre de nuestra villa en esta obra.